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Columna de Mauricio Morales: "¿Podrá la izquierda derrotar a Tohá?"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.

Las encuestas más recientes indican que Tohá debiese ganar la primaria presidencial del oficialismo. Hay muy buenos argumentos para pronosticar aquello.

Primero, que la exministra tiene capacidades probadas para ejercer su liderazgo y sacar adelante la campaña. Segundo, que logró casi sin despeinarse el apoyo del Partido Liberal y del Partido Radical. Tercero, que consiguió doblegar al PS, orillándolo a bajar a Paulina Vodanovic. Cuarto, que, dado todo lo anterior, Tohá alcanzó la unanimidad en el denominado Socialismo Democrático (SD), cuestión que en las semanas previas parecía algo imposible. Quinto, que tal como demuestra la última encuesta Cadem, Tohá es por lejos la figura más competitiva de la centroizquierda, hoy en triple empate estadístico con los candidatos de la derecha radical. Sexto, que mientras el SD obtuvo 1.932.370 votos en las recientes elecciones de concejales, el FA solo acumuló 741.709, el PC y Acción Humanista 701.327, y la Federación Regionalista Verde Social 372.113.

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Es decir, de un total de 3.747.519, el SD representa un 51.6%. Si a esto se suma el simple hecho de que la izquierda va dividida en dos candidaturas, el camino para Tohá estaría total y absolutamente despejado. En consecuencia, más que la primaria, el desafío de verdad para la exministra sería la primera vuelta y, si todo sale bien, pasar a la final del 14 de diciembre.

Sin embargo, si bien este análisis considera todos los atributos de Tohá, deja fuera varias cosas que, al menos, otorgan cierto nivel de incertidumbre a la elección.

En primer lugar, el poder de movilización de la izquierda en elecciones primarias. En 2021, la participación electoral de la primaria entre Boric y Jadue arrojó 1.752.922 votantes, superando por más de 400 mil votos a la primaria de la derecha, una cifra que sorprendió, pero que anticipó la marea frenteamplista para los comicios presidenciales y legislativos de ese año.

 

En segundo lugar, como se sabe, en las elecciones primarias salen a votar los electores más intensos ideológicamente, mientras que los moderados prefieren quedarse en casa. Las primarias son el 29 de junio y seguramente la jornada tendrá bajas temperaturas, lo que ahuyentaría la base social más longeva de los candidatos que, en este caso, corresponden en mayor medida a votantes del SD.

En tercer lugar, si las encuestas anticipan un escenario de baja competitividad en la elección primaria, es probable que la participación se contraiga, lo que, eventualmente, podría favorecer a las candidaturas de izquierda. Por tanto, si bien es positivo para Tohá que las encuestas la muestren como favorita, una ventaja tan amplia sobre el resto puede hacer de esta primaria un evento poco atractivo para los votantes, abriendo espacio para una sorpresa. Por último, si todo esto trae como efecto una baja asistencia a las urnas, la primaria podría tener un efecto boomerang sobre el ganador. Es decir, que en lugar de llegar fortalecido a la primera vuelta, entre más debilitado.

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¿Puede, entonces, ganar una candidatura de izquierda en la primaria oficialista? No lo podemos descartar. Si se mira la experiencia internacional sobre elecciones primarias, en éstas suelen ganar los candidatos más extremos. La razón se desprende del argumento anterior. Es decir, que son los votantes más ideologizados quienes más entusiastamente acuden a las urnas.

En la primaria oficialista, no obstante, los números indican que no debiese haber sorpresa alguna considerando la fuerza electoral del SD y la división de la izquierda, pero las dudas se mantienen especialmente por la candidatura de Gonzalo Winter.

El Frente Amplio ha demostrado una respetable capacidad de movilización electoral, y si bien sus bonos van a la baja producto del desempeño del gobierno, la base social juvenil y con mayores niveles de información pueden transformarse en la clave del éxito. Si Winter logra reencantar a ese grupo de jóvenes con una nueva aventura presidencial del FA, las cosas podrían tomar otro rumbo.

Basta subrayar que el grupo más fiel al Presidente Boric es, precisamente, el de jóvenes de mayores ingresos. Y como las primarias funcionan con voto voluntario, reaparecerá el sesgo de clase. Es decir, que voten en mayor proporción las comunas de mayores ingresos por sobre los reductos populares.

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